En círculos forestales, la conservación ambiental y el progreso económico generalmente han parecido diametralmente opuestos -las iniciativas de conservación a menudo enfrentan oposición por temor de que puedan afectar adversamente las oportunidades de ganarse la vida y viceversa. Pero no tiene que ser necesariamente el caso. Como lo han demostrado los bosques modelo, la búsqueda de oportunidades económicas alternativas y medios de subsistencia, de hecho pueden favorecer el manejo forestal sustentable creando asociaciones mutuamente beneficiosas entre los objetivos, a menudo en pugna, de la industria forestal, comunidades y conservacionistas.
«Muchas de las iniciativas de conservación hasta la fecha se han centrado en la protección de un área específica, su biodiversidad u otros aspectos con un foco bastante estrecho», explica Peter Besseau, Director Ejecutivo de la Secretaría de la Red Internacional de Bosques Modelo (RIBM). «Los bosques modelo examinan una situación de manera integral y reconocen que las comunidades son componentes vivos de un ecosistema. Como tal, tenemos que encontrar maneras de acomodar sus justificadas expectativas de alcanzar una calidad de vida decente».
Con esta finalidad, los bosques modelo hacen participar constructivamente a las comunidades en los objetivos de protección ambiental, pero de manera tal que tenga sentido para ellas y que les ayuda a mantener sus medios de subsistencia actuales o a desarrollar otros alternativos, más sustentables.
«En muchos casos las soluciones que funcionan provienen de lo que la gente ya sabe hacer, con recursos que ya se han estado usando de alguna manera», señala Besseau. «Los bosques modelo mejoran la calidad de uso y de presentación del producto final. No tratan de crear soluciones milagrosas, sino de ir evaluando los recursos en un proceso incremental, que implica creación de capacidad en las comunidades y lo que razonablemente se puede esperar de ellas».
Al hacerlo, los bosques modelo incentivan y construyen comprensión comunal sobre el desarrollo sustentable dentro de su contexto específico.
Además, ofreciendo un foro neutro, no amenazante, el bosque modelo incentiva un proceso participativo que fomenta la creación de soluciones novedosas de desarrollo económico. Esto beneficia a las personas, comunidades y a otros interesados haciendo avanzar al mismo tiempo las metas de manejo forestal sustentable.
Las asociaciones del bosque modelo trabajan para llevar a la práctica las dimensiones ambientales, sociales y económicas del manejo forestal sustentable, de manera tal que sea comprensible y significativa para las comunidades locales. El impacto que tienen se deja sentir en una amplia gama de asuntos que van desde la dirección para resolver situaciones conflictivas, hasta educación y manejo integrado de recursos. En el presente artículo examinamos cuatro bosques modelo desde el punto de vista del impacto económico que las asociaciones de bosques modelo están registrando a nivel de la comunidad.
El Bosque modelo Chiloé ofrece un excelente ejemplo de la manera en que la inclusión de las comunidades por medio de procesos participativos puede hacer cambiar las actitudes en favor del manejo forestal sustentable.
Los bosques de la Isla Grande de Chiloé han estado amenazados desde hace tiempo por desmontes de tierras para uso agrícola y por la cosecha excesiva de madera, fundamentalmente para usarla como leña para calefaccionar los hogares.
«Por años, el gobierno chileno ha tratado de cambiar esta práctica por varios métodos, ya sea concientizando sobre la diversidad, la necesidad de proteger los bosques para el futuro e incluso patrullando los bosques e imponiendo multas», señala Juan Carlos Collarte, presidente del Centro Regional de Bosques Modelo para América Latina y el Caribe (CRBM-LAC). «Tienen una estrategia pero no es eficaz». Incluso la creación de un parque nacional en la isla en 1982 no pudo impedir el robo de árboles y otros usos no autorizados del bosque. Sólo después de la creación del bosque modelo en 1998 la situación empezó a cambiar.
Desde sus inicios, el Bosque Modelo de Chiloé ha colaborado con varias partes interesadas para desarrollar nuevas industrias y generar ingresos incentivando al mismo tiempo el uso sustentable del bosque. Esto se ha logrado por medio de educación y capacitación, participación de la comunidad, desarrollo de infraestructura, uso del saber tradicional y la inversión directa en proyectos.
Actividades destinadas a encontrar medios alternativos de subsistencia como turismo cultural y rural, construcción de casas comunitarias tradicionales, producción de carbón, cestería, tallado en madera, cosecha de nueces y la producción de tinturas naturales ya han generado mayores ingresos para las comunidades locales y han desalentado el uso forestal no sustentable.
«Un metro cúbico de leña cuesta alrededor de 5000 pesos chilenos», explica Martin Cox, coordinador del proyecto para el Bosque Modelo Chiloé. «Pero la misma cantidad de dinero se puede ganar haciendo una artesanía de un solo trozo de madera. Es hacia esa dirección a donde deseamos orientarnos».
Combinación única de bosque y cultura
Algunos de los mayores beneficios han surgido del desarrollo e implementación gradual de un plan de desarrollo integrado para las comunidades asociadas con el bosque modelo. Esto incluye el desarrollo de una nueva industria de guía turística cultural en la Isla de Chiloé.
«Chiloé tiene su propia atracción cultural porque ofrece una mezcla única de bosque y cultura», señala Patrick Twomey, que trabaja con el Bosque Modelo Chiloé y con las comunidades para desarrollar la industria de turismo local.
Las personas que se ganaban la vida extrayendo recursos del bosque han recibido nueva capacitación como guías culturales y ahora se ganan la vida ofreciendo una gama de servicios a los turistas -caminatas, paseos a caballo, visitas guiadas y enseñando acerca del uso tradicional de los recursos.
«Durante la temporada de mayor afluencia turística en enero y febrero, los guías pueden ganar casi el salario de un año», agrega Twomey. «El efecto es enorme aunque no se trate de una gran cantidad de dinero. Los guías culturales también le han dado a la gente una voz más fuerte en sus comunidades y han desarrollado una comprensión de la necesidad de proteger el parque y otros bosques vírgenes de la isla como medio de turismo».
El trabajo como guía ha proporcionado alternativas de empleo muy necesarias a cuatro miembros de la comunidad indígena Huilliche de Yaldad, que vieron amenazados sus medios tradicionales de sustento por medio de la pesca, a causa de la marea roja a comienzos del 2003. CONAF, la Corporación Nacional Forestal de Chile, actualmente está financiando un programa de mayor envergadura para entrenar a guías en toda la isla.
Los guías también obtienen ingresos de otro proyecto del bosque modelo, la «Feria de la diversidad» que tiene lugar cada año en febrero en Castro, la capital de Chiloé. La feria, que comenzó en el 2002, evolucionó de ser un festival comunitario de larga tradición a un evento que ahora atrae a unas 30 000 personas en cinco días.
«La feria celebra la cultura local y ofrece un mercado para artesanos y otros vendedores. El bosque modelo ha introducido un componente educacional y la gente ha respondido muy rápidamente», señala Towmey. «El concepto de conservación no existía antes. Ahora la gente que asiste a la feria está celebrando la biodiversidad y están más conscientes del papel que desempeñan en ella. El efecto ha sido bastante poderoso».
Las comunidades de Chiloé han estado participando activamente en el desarrollo de muchos otros proyectos. Cada año el bosque modelo tiene un «concurso» o llamada a propuestas de las cuales selecciona y cofinancia de 10 a 15 proyectos que cumplen con los objetivos generales del bosque modelo, los que a su vez benefician a las comunidades locales. Hasta la fecha este proceso ha dado como resultado una inversión comunitaria directa en 60 proyectos que han mejorado los ingresos de los pobladores de la isla.
Cambiando puntos de vista, cambiando actitudes
El desarrollo de éstas y otras oportunidades económicas está alterando gradualmente la visión anterior del Parque Nacional, desde algo que quita tierras a una asociación mutuamente beneficiosa y el efecto se ha propagado mucho más allá del bosque modelo. Ahora en lugar de cortar árboles para leña en las tierras fuera del parque, las comunidades vecinas están desarrollando proyectos de artesanía de valor agregado y estudiando la manera de establecer otros parques privados. Para fortalecer esta nueva actitud, el bosque modelo Chiloé está desarrollando un centro para promover la educación ambiental.
Además, como resultado de la experiencia positiva y de las historias de éxito que provienen del Chiloé, el gobierno de Chile ha establecido un segundo bosque modelo y está en la etapa de planificación de un tercero.
«El proceso ha fortalecido y ha dado apoyo a la visión que la conservación proviene de facultar y no de imponer», señala Towmey. «Este es un cambio interesante que está sucediendo incluso en el ministerio de recursos forestales, el cual tiene una agenda política que incluye la participación de las comunidades. Es acerca de esto que el bosque modelo ha estado hablando por seis años».
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A pesar de la vastedad de los recursos forestales de Rusia (un quinto del área forestada del mundo), los bosques han sido sobreexplotados localmente, amenazados por extracción de madera ilegal de alta calidad, explotación de petróleo y minerales, y otras presiones. A pesar de estos desafíos, el bosque modelo Gassinski ha logrado promover el desarrollo de medios sustentables de ganarse la vida en la provincia Kahbarovsk Krai de Rusia en los últimos nueve años.
Un proyecto en particular, llevado a cabo en colaboración con el Bosque Modelo McGregor de Canadá en la provincia de la Columbia Británica, se centra en la explotación diversificada, sustentable de los recursos naturales. Las intervenciones son a pequeña escala, con utilización de recursos, orientadas a satisfacer mercados internos y de exportación y concebidas con la intención de poder replicarlas fácilmente en cualquier parte del país. Los resultados más importantes son:
De acuerdo a funcionarios de Krai, este proyecto del bosque modelo es una de las pocas iniciativas de desarrollo que ha tenido un impacto positivo a nivel de la aldea.
Un componente significativo del proyecto del bosque modelo Gassinski fue el desarrollo de la capacidad de procesamiento de madera con valor agregado en la región, identificando algunos productos que requieren una inversión mínima de capital y de capacitación para hacerlos más productivos. El proyecto ha brindado asesoría en la adquisición e instalación de equipo de tratamiento y secado de madera. También se ofreció capacitación en el área de técnicas de secado de madera, en la confección de muebles, ventanas y puertas termales y en la construcción de estructuras de madera al estilo canadiense y casas de troncos.
«Como resultado de este proyecto, el empleo en la comunidad indígena de Nanai aumentó de 20 a 60 por ciento desde que comenzaron a procesar troncos y a desarrollar la empresa localmente, con productos terminados para agregarles valor», señala Petter Besseau, Director Ejecutivo de la RIBM.
Dado que un tercio de la población del bosque modelo es indígena Nanai o Udege, el proyecto también ha estado trabajando en asociación con las comunidades indígenas para desarrollar medios alternativos de subsistencia. A finales de la década de los ochenta y a comienzos de los noventa, durante la reconstrucción económica, social y política de Rusia (Perestroika), muchos pobladores indígenas perdieron su fuente de trabajo y pusieron sus esperanzas en los recursos naturales, pero sin equipo para cosechar madera tuvieron que recurrir a la pesca y a recursos forestales no madereros, lo que no generaba ingresos suficientes para mantener a sus respectivas familias.
La asociación del Bosque modelo consideró esta situación al desarrollar su plan de manejo forestal sustentable en la región y dio mayor prioridad a las oportunidades de desarrollo económico sustentable de la comunidad, basado en el recurso. La asociación también se empeñó en asegurar un manejo forestal sustentable y el uso integrado de los recursos de bosque, estudiando las opciones de desarrollo comercial de productos forestales no madereros y de la artesanía para los pueblos indígenas y otras comunidades establecidas en el bosque, tomando en cuenta su patrimonio cultural.
Los esfuerzos se centraron en incrementar la producción local de productos forestales no madereros y mejorar la aceptación de esos productos en el mercado poniendo énfasis en la calidad y presentación del producto final. Esto proporcionó empleo en las áreas rurales donde existían pocas oportunidades económicas.
Compartiendo conocimientos, construyendo asociaciones
La población Lheidli T’enneh de Prince George en Canadá y el pueblo Nanai también han estado trabajando juntos para identificar oportunidades de proyectos económicos y culturales conjuntos que fortalezcan las comunidades, creen oportunidades económicas, empleos e ingresos muy necesarios.
Actualmente, el negocio más prometedor se basa en la artesanía tradicional. Por ejemplo, se ha desarrollado un plan comercial para promover artesanía de bordados y costuras y un bazar artesanal para las mujeres de la localidad. Por ejemplo, a una artesana Nanai se le dio crédito preferencial para que alquilara equipo computarizado para la producción de bordados a máquina. Junto con otra artesana, se les facilitó un viaje a Canadá para aprender los principios básicos de establecer un negocio, el que actualmente funciona muy bien.
El proyecto también ayudó a personas Nanai a mejorar el mercadeo de su artesanía en Rusia, en el oeste de Canadá y en los Estados Unidos. Las estadísticas económicas recopiladas desde el 2000 al 2002 indicaban un mejoramiento en el salario promedio mensual y una disminución del desempleo en el distrito Nanai del Bosque Modelo Gassinski.
«El Bosque Modelo Gassinski ha demostrado avances importantes hacia la construcción de asociaciones y decisiones basadas en consenso, beneficiando a la sociedad y propiciando al mismo tiempo la conservación de ecosistemas forestales y la biodiversidad», señaló Vladimir F. Pominov, Presidente de la Asociación del Bosque Modelo Gassinski.
Actualmente, debido al éxito de este enfoque del bosque modelo al desarrollo económico, funcionarios estudian la manera de replicarlo a otros lugares de Rusia.
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En 1996, los bosques húmedos de la Isla Samar de las Filipinas fueron declarados reserva nacional con el fin de protegerlos de la explotación maderera comercial y local. El mal uso permanente de los recursos forestales había contribuido a la pérdida de ingresos locales generados por la madera y había incrementado las tensiones ya existentes entre las comunidades locales dependientes del bosque.
A pesar de la creación de la reserva, los intereses de políticas conflictivas sobre extracción maderera, explotación minera y prácticas de conservación, junto con la implementación fragmentada de los proyectos existentes de manejo forestal, convencieron al gobierno de formar parte de la Red Internacional de Bosques Modelo. Se creó el Bosque Modelo Cuenca Ulot en el 2000 con el objetivo, entre otros, de demostrar el uso sustentable del bosque y de la tierra dentro de un contexto más amplio de conservación. Parte de esta estrategia incluía el desarrollo económico de productos forestales no madereros.
Hasta la fecha los resultados han sido positivos. Por ejemplo, las comunidades locales ahora cosechan cañas de Bengala y de bambú para diversas construcciones, así como una variedad de plantas medicinales y culinarias, peces de agua dulce y animales grandes, que usan para alimento. Además, los residentes locales recogen leña para las necesidades del hogar y para venderla.
«Los bosques proporcionan una gama de bienes y servicios beneficiosos para la comunidad. Cuando esos recursos forestales se manejan de manera sustentable, las comunidades se aseguran su bienestar económico», afirma Lourdes Wagan, especialista en supervisión de manejo forestal, que trabaja para el Bosque Modelo de la Cuenca Ulot. «Se han desarrollado otras empresas de subsistencia basadas en productos no madereros o madereros menores, como la caña de Bengala, el bambú y el nito, y las comunidades están alejándose de las actividades destructivas y orientándose hacia la conservación».
«Las comunidades aprenden a desarrollar asociaciones y se valen de otras estrategias para asegurar la sustentabilidad de los recursos», agrega Wagan. «Por ejemplo, se les incentiva a desarrollar plantaciones de caña de Bengala y otros productos forestales no madereros para que tengan un suministro continuo de materia prima que les permita ganarse el sustento. De esta manera consideran necesario y aceptable el uso apropiado de la tierra y aprenden a trabajar juntos para lograr este objetivo común».
Este tipo de asociaciones también ha llevado a la formación de una cooperativa destinada a la producción, procesamiento y control de calidad de la resina almáciga, empresa potencialmente valiosa para las comunidades del bosque modelo. La meta final es obtener un mejor precio para la resina, la cual se usa para fabricar trementina, barnices y pinturas y como base para hacer perfumes. Con este fin, el Bosque Modelo Ulot y el proyecto biodiversidad de la Isla Samar, en colaboración con el Forest Products Research and Development Institute y PNUD-GEF, llevaron a cabo dos rondas de capacitación sobre la mejor manera de extraer la almáciga.
«La capacitación entregó conocimiento práctico sobre métodos mejorados para extraer la resina, basados en procedimientos probados científicamente, orientados a una producción sostenida de la resina», expresó Wagan.
Beneficios adicionales
El proyecto tuvo un beneficio adicional -las llamadas Organizaciones del Pueblo de la localidad, que participaron en la extracción de resina, se motivaron aún más para proteger tanto los bosques que rodean los árboles de almáciga como el nivel de rendimiento de la resina y su medio de subsistencia, probando que el uso de productos no madereros como la caña de Bengala, bariw y el nito también pueden reducir las presiones sobre la madera en pie.
Actualmente dos grupos trabajan activamente en muebles de caña de Bengala y haciendo artesanía. Para apoyarlos, el bosque modelo les ha proporcionado capacitación en cestería y artesanía con caña de Bengala, preservación y cura/tratamiento de la caña y terminaciones de los productos y artesanías. Esto ha llevado a mejorar la calidad de los productos, incrementar los pedidos y a un mayor interés en las plantaciones de caña de Bengala y protección del bosque. Las Organizaciones del Pueblo que participaron en este proyecto están comenzando a sacar provecho económico de esta actividad.
«Las actividades económicas se escogieron según la disponibilidad de recursos, preferencias y habilidades de las Organizaciones del Pueblo, oportunidades de mercado, aceptabilidad social, capacidad técnica, efecto ambiental y apoyo financiero», señala Wagan. «Se consideró el coco, por ejemplo, pero no se seleccionó debido al bajo precio de la fruta y de los productos secundarios».
Con miras al futuro, el Bosque Modelo Ulot ve las ventajas de integrar su enfoque a nivel federal, incorporando un plan maestro forestal nacional. Las posibilidades de ampliar el enfoque del bosque modelo a otras áreas de las Filipinas también se están explorando.
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Hasta hace poco, el 80 % del ingreso de los campesinos de la provincia Zhejiang de China provenía de la tala de árboles y producción de carbón, mientras una vasta riqueza de recursos no madereros estaba subutilizada. Hoy en día, muchas familias del condado han salido de la pobreza por medio del desarrollo y producción de productos forestales no madereros.
El desafío
A comienzos de los ochenta, el gobierno de Lin’an desarrolló una estrategia destinada a proteger y cultivar recursos forestales, estabilizar la producción de cultivos, dar prioridad al desarrollo de las colinas más bajas y las laderas, desarrollar bosques comerciales de especies nativas, bosques de bambú y otros recursos no madereros, y mantener un crecimiento constante de la cobertura forestal.
El desafío seguía siendo, sin embargo, lograr beneficios económicos, ecológicos y sociales al mismo tiempo. Surgieron riesgos como la sobredependencia en el monocultivo del bambú y el cultivo agresivo de laderas para la producción de brotes.
Debido a la promesa que mostraba los efectos positivos de la reforma agraria, junto con un liderazgo local inspirado, el área de Lin’an se seleccionó para el desarrollo de un Bosque Modelo en 1997. Con el nacimiento del bosque modelo, las partes interesadas locales tuvieron un foro para: integrar la planificación y el manejo; proporcionar una amplia gama de servicios de capacitación y extensión y permitir que las personas de la localidad con intereses económicos u otros expresaran sus opiniones e ideas sobre asuntos que tenían un impacto en los medios de subsistencia y el medio ambiente.
Cuando la Academia China de Silvicultura se reunió con representantes de la Red Internacional de Bosques Modelo el mismo año, su deseo era consolidar, mejorar y sustentar la economía basada en productos no madereros de Lin’an, incluyendo el procesamiento de estos productos.
Este enfoque aprovechaba los recursos naturales locales, combinando la ciencia y los avances en procesamiento y distribución para establecer el bambú como un sector clave de la economía rural. En 1998 el ingreso neto promedio de los campesinos era de 4199 Yuan, 24 veces más que en 1978 y cinco veces más que en 1988. Aproximadamente 70 por ciento de estos ingresos derivaban del comercio de recursos no madereros. Hasta la fecha, la comunidad del bosque modelo ha establecido 800 000 hectáreas de plantaciones de bambú, lo que proporciona un ingreso aproximado de $100 millones USD a los campesinos rurales.
Los brotes de bambú pasan a la primera línea
Las actividades del comité de la asociación del Bosque Modelo Lin’an han continuado construyendo sobre esta estrategia. Por ejemplo, la asociación llevó a cabo una variedad de cursos de capacitación entre los que se incluyeron técnicas de cosecha/cultivo de alto rendimiento de pacanas y brotes comestibles de bambú. La capacitación incluía estudios de campo y visitas, charlas y debates. El año pasado se dieron más de 35 charlas y más de 2500 personas-horas de capacitación.
La industria de bambú ahora es el pilar económico de la región rural de Lin’an y el desarrollo de los brotes de bambú en especial es una de las avenidas clave por las cuales los campesinos están incrementando su nivel de ingresos. Hasta ahora hay más de 30 000 hogares donde se cultiva bambú y Lin’an se está convirtiendo en el jardín más grande de bambú para alimentos en la parte sur de China.
Lin’an también compra brotes frescos de bambú y cañas de bambú de otros lugares y luego los procesa y los revende en los mercados internos y externos. Con la aplicación de tecnologías de plantaciones de bambú económicamente sólidas y respetuosas del medio ambiente se ha mejorado la posición en el mercado con mayores ganancias económicas. Como resultado, muchas aldeas y familias han podido salir de la pobreza.
Logrando un equilibrio por medio de los bosques modelo
Lin’an también ha desarrollado su industria de pacanas y de té. Antes de la reforma, el valor económico de la nuez era muy bajo, pero a medida que va mejorando el ingreso y las condiciones de vida de la gente, este alimento orgánico «verde» se ha hecho más popular provocando una subida de precios.
El desarrollo de recursos no madereros en Lin’an no sólo ha beneficiado la protección de los recursos forestales sino que mejora el valor escénico del área, incentivando el desarrollo del ecoturismo. Se han desarrollado más de diez sitios para ecoturismo y, en el año 2001, dos millones de turistas visitaron Lin’an, lo que significó un ingreso bruto de $121 millones USD.
El desarrollo de recursos no madereros ha tenido muchos otros efectos secundarios para Lin’an, como por ejemplo:
Esas son algunas de las maneras en que los bosques modelos de todo el mundo no sólo han entendido, sino que han podido demostrar, de manera eficaz, la relación simbiótica que existe entre el manejo forestal sustentable y el desarrollo económico y social.
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